Tipos de ciberacoso

El ciberacoso, como método genérico de violencia hacia otras personas dentro de la red, se ha convertido en uno de los principales y mayores riesgos para todos los jóvenes e inexpertos del entorno cibernético en el siglo XXI. Con múltiples variantes, entre las que destacan el ciberbullying, el grooming, la sextorsión y la ciberviolencia de género, ha pasado a ser uno de los principales peligros que se dan dentro del espacio digital, a la par que otros problemas en este entorno como la descarga ilegal de contenido multimedia. Las cifras de menores que han sufrido este tipo de agresiones en internet resultan muy elevadas. Según datos de una encuesta realizada por la Universidad Miguel Hernández a más de 2.000 menores de edad, el 53,7% reconoce haber sufrido ciberataques sociales –tales como acoso sexual o un continuo control por parte de la pareja- y hasta un 78,9% ataques de índole económica –spam, fraudes en la compra o infección de los dispositivos con malware- (García y Miró, 2014: 27-28).

La cada vez más temprana llegada de los jóvenes al mundo digital y los malos usos que estos hacen dentro de él lo convierten en un entorno arriesgado y lleno de peligros a los que tienen que enfrentarse. Proporcionar información personal, contactar con desconocidos o enviar imágenes comprometidas son solo algunas de las peligrosas acciones que continuamente realizan los jóvenes internautas, desconociendo, en la mayoría de los casos, las consecuencias que podrían derivarse de estos actos, evidentes factores de riesgo del ciberacoso.

Desde la llegada de internet se empezaron a perfilar los primeros signos de acoso en la world wide web, ya que se vio en este innovador mundo un nuevo entorno al que seguir trasladando las típicas acciones de violencia que se daban en el mundo físico, pues ofrecía un amplio espectro de posibilidades en torno a los cuales aumentar las acciones de acoso. Así, por ejemplo, la distancia dejó de ser un impedimento para continuar los actos de violencia, o el anonimato que garantizaba la red también era un punto a favor para los acosadores. De ahí que desde entonces continuamente se estén mejorando los protocolos de seguridad e intentando crear herramientas y todo tipo de acciones que garanticen una mayor protección y seguridad de los internautas.

Existen diferentes tipos de ciberacoso

El ciberacoso es cualquier acción producida dentro de internet por las cuales una persona o un grupo de ellas realiza una serie de actos dirigidos a dañar intencionadamente a una o varias personas. Existen diferentes tipos de ciberacoso en función de diferentes rasgos, como la forma de hacer el daño, el sujeto que realiza las acciones o las intenciones del acosador. A continuación vamos a explicar brevemente cada uno de los cinco tipos principales de acoso en internet. O si lo prefieres, puedes consultar cada una de las secciones de la web para consultar información detallada sobre cada uno de los tipos mencionados.

Consecuencias de cualquier tipo de ciberacoso

Toda clase de violencia o de acoso, ya se produzca fuera de las fronteras de la red o dentro de las mismas, tiene una serie de consecuencias sobre las victimas. Es por ello por lo que es necesario darlas a conocer, por un lado para que los jóvenes conozcan la negatividad de los actos que pueden conllevar dichas acciones, y por otro, para proporcionar a estos las vías, opciones y soluciones más eficaces para ponerles remedio.

El acoso en la red puede traer cuatro tipos principales de consecuencias: psicológicas, sociales, físicas y sexuales. Las dos primeras pueden llegar a producirse de forma directa en la red sin necesidad de haber un contacto físico. Sin embargo, las dos últimas requieren un contacto previo o posterior al acoso que se produce en la red. El ciberacoso se produciría antes de dicho acoso físico o sexual, o bien después del mismo. En el apartado de Consecuencias del ciberacoso podrás conocer más detalladamente los efectos del ciberacoso sobre los jóvenes.

Los principales tipos de acoso en internet

Se pueden diferenciar cinco tipos principales de ciberacoso:

  • El ciberbullying: acoso en internet entre iguales –generalmente menores de edad- en el que los ataques son reiterados. El acosador realiza los ataques intencionadamente. Además, no es necesario que agresor y víctima se conozcan previamente.
  • Grooming: es el acoso que se produce por parte de un adulto hacia menores de edad con intenciones sexuales. Detrás de este acoso se esconden casos de pedofilia y pederastia, penados con prisión en España.
  • Sextorsión: se trata de la extorsión realizada con intenciones sexuales a través de contenido de índole sexual de la víctima. Normalmente, este acoso suele estar derivado de casos de grooming o sextorsión. En ocasiones, detrás de este tipo de acoso también se pueden esconder otros casos de pedofilia y pederastia.
  • Ciberviolencia de género: acoso –insultos, ataques, chantajes, control…- por parte de una persona o grupo de estas a otra u otros del sexo opuesto, jugando las nuevas tecnologías un papel central.
  • Sexting: envío de imágenes comprometidas o de índole sexual. Aunque generalmente no es un tipo de acoso, constituye un peligro importante en internet debido a los grandes riesgos que puede suponer el envío de este tipo de contenido.

Cómo detectar tipos de ciberacoso

En primer lugar hay que detectar la forma a través de la que nos están contactando y si dicho acoso está siendo reiterado a lo largo del tiempo. De esta forma, podremos empezar a detectar si podríamos estar ante un caso de acoso en internet.

También es vital que analicemos el perfil de la persona que está tratando de contactar con nosotros y averiguar si se trata de una persona desconocida o sospechosa e intentar analizar las intenciones del mismo. Independientemente de las intenciones que pueda tener, si nos causa ciertas sospechosas dicha persona, lo mejor es frenar la situación y bloquearle o no contestarle. De esta forma, evitaremos que posteriormente pueda seguir comunicándose con nosotros.

Si la situación fuera insostenible y el daño y el acoso fuese continuado a lo largo del tiempo, lo mejor sería guardar todas las pruebas posibles y denunciar los actos sucedidos para poner fin a la situación y evitar la impunidad del acosador.

Si la persona que está contactando con nosotros es un adulto, probablemente estemos ante un caso de grooming. Si nos piden contenido de índole sexual, se hablaría de sexting –lo recomendable es no enviar nunca este tipo de imágenes o vídeos, especialmente a personas de las que sospechamos o no conocemos-. El sexting puede derivar en casos de sextorsión o ser parte de un caso de grooming. Si el acoso se percibe en forma de insultos, amenazas o chantajes, podríamos hablar de ciberbullying.

En cualquier caso, lo mejor siempre es pedir ayuda a un experto o a un adulto que nos pueda ayudar a poner solución inmediata a cualquiera de estas situaciones. Entre todos podemos ser CiberIntocables.

Más información sobre el ciberacoso:

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